lunes, 22 de abril de 2013

Ese efecto viejuno

Normalmente, las personas que deciden hacerse unas tarjetas de visita con impresión tipográfica o letterpress lo que buscan es, en primer lugar, la presión. Que al imprimir el golpe se quede marcado en el papel, lo que añade una sensación táctil a la impresión. La segunda demanda más habitual es que la impresión tenga un aspecto viejo, o vintage (si eres moderno).
Últimamente varios clientes me han pedido que las impresiones tuviesen ese aspecto viejo. Y, siendo legales, hay varias formas de conseguirlo.

1. Imprimir con poca presión. Es lo que hice en el póster de "Sonría, por favor". Las letras de madera que usé están desgastadas del uso y de los años, son perfectas para el efecto viejuno porque de verdad son viejas, pero con unos arreglos bajo los tipos se podía haber conseguido una presión uniforme y "correcta". Sin embargo, preferí imprimir con poca presión, no calzar las letras más desgastadas y que cada letra en cada póster tuviera un entintaje único y así ofrecer una textura interesante.


Pero hoy en día lo queremos todo; así que mis clientes me piden que imprima con ese efecto viejuno pero que su papelería no deje de tener la riqueza táctil (un buen golpe de presión). Esto nos lleva a la segunda opción.

2. Imprimir con poca tinta. Podemos imprimir con mucha presión, para que ofrezca una sensación táctil en el papel, pero que a la vez parezca que nuestras letras o dibujos están desgastados si utilizamos muy poca tinta. Esta opción también nos da resultados distintos en cada impresión y nos ofrece la textura que buscamos sin perder el golpe. Es lo que hice para María de Emes.


Su logotipo es moderno, está impreso mediante un grabado a partir de un diseño electrónico, pero aún así pudimos hacer que parecieran unas tarjetas vintage.

Existe una tercera opción; yo no la suelo tener en cuenta porque no requiere de mi pericia como impresora, lo cual le resta mucho interés para mí. Es lo que yo he bautizado como la opción tramposa, pero no me hagáis caso, y consiste en modificar el documento electrónico de modo que las letras ya salgan rotas o desgastadas del ordenador. Es lo que hizo Chus para la portada de su libro y Cristina y Chema para sus invitaciones de boda.


¿Es o no es hacer un poco de trampa?, pero por otra parte, para qué está la tecnología si no es para tomar atajos. La ventaja de esta opción es que nos permite imprimir con profusión de tinta (y así obtener colores vivos frente a los apagados de la escasez de tinta) y que todas las copias salgan iguales.

Cuando estaba imprimiendo las tarjetas de María, algunos miles a varias tintas, me dio tiempo de pensar y se me ocurrió una cuarta opción que todavía tengo que probar: ¿qué pasaría si hiciera un grabado de magnesio con un diseño perfecto pero luego lo castigara con —pongamos— un poco lana de acero, un martillo y un cincel, un cepillo de cerdas metálicas? Esto sería la opción casera (y un poco a lo bruto) del filtro de Photoshop ¿no? No me dejen inventar...

3 comentarios:

  1. Molt bona la quarta opció. Segur que funciona! Una abraçada Lola!

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  2. Nuevamente muchas gracias Lola por compartir tus experiencias y reflexiones. Yo le daría más de una oportunidad de prueba a la cuarta opción. Atentos quedamos a ver cómo funciona. Saludos!

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