jueves, 24 de febrero de 2011

Mix


Have I shown you this? I think I haven't.
There is no much explanation, no tricks, no secrets... Mixing inks is getting dark blue ink with a knife and white ink with another knife. And proceed to mix as if you were turning upside down an omelette or a burguer. And you have to keep working on the mix as if you were kneading some dough; as you do this, watch out for any piece of dry ink.
And what did I print with this blue ink? That's another post's typographical theme.




Creo que todavía no habíamos llegado al capítulo de las tintas.
La cosa no tiene mucho secreto. Con una espátula se coge un color y con la otra se coge el otro. Una de las dos te servirá para ir mezclando. Pones los dos montoncitos de tinta separados, y vas cogiendo de uno y de otro conforme vas necesitando. Los movimientos que yo hago son como si intentaras dar la vuelta a una tortilla o a una hamburguesa con una espátula, de abajo a arriba, trabajando la tinta como si amasaras. También debes fijarte en si hay impurezas en la tinta para retirarlas (pequeños pegotes de tinta seca, principalmente).
Lo que imprimí con este azul es para una próxima entrada. La cosa va de tipografía.

martes, 22 de febrero de 2011

Empaquetado

Una de mis ocupaciones estos últimos días ha sido el empaquetado de los productos Oficio. Hoy he entregado la última caja para lápices que tenía y mi proveedor, que está en Madrid, tampoco tiene en stock así que he decidido que era el momento de buscar un proveedor en Valencia.

Y ya que me ponía a buscar proveedor más cerca de casa, pues he pensado que podía encargarme unas cajas especiales para Oficio (estas otras rojas y plateadas que habéis visto son un modelo estándar del fabricante madrileño).
Y ahí ando, pidiendo presupuestos e intentando decidir si quiero que me repliquen el modelo que compro en Madrid o me hago fabricar algo totalmente diferente. Yo creo que será la segunda opción, pero no hay nada decidido todavía.

Mientras tanto, puedo enseñaros mi kit de empaquetado.


Oh, sí, como veis muchas de mis etiquetas no están impresas con tipografía, sino con este pequeño sello que, la verdad, me resulta más práctico. Tengo mi rollo de pegatinas de papel kraft, mis cartulinas, mi troqueladora con forma de círculo, mi perforadora de un agujero y mi pequeño sello de caucho.




Luego tengo la caja verde, donde almaceno las etiquetas (las del sello de caucho y otras impresas con plomo) y las cintas. Como veis me gusta sobre todo la veta, una cinta de algodón sencilla. Aunque también tengo a mano el hilo de palomar y el cordel de algodón rojo, y las tres bobinas de hilo de lino.

Y por supuesto las bolsas de papel, en muchos tamaños, en blanco o en papel kraft.


Ahora me voy a la tiendita a avisar de que, de momento, no puedo aceptar pedidos de lápices. Además de las cajas, también se me han acabado los lápices negros.


I have run out of boxes and pencils. The last box came out of the door today. So I have decided that it is time to do some research and try to find a supplier closer to my studio (those boxes came from Madrid and I am looking for a supplier in the metropolitan area of Valencia).
But, in the meantime, while I try to decide whether to replicate the boxes I have been using till now o whether to design new ones, I can show you my packaging tools and supplies.

martes, 15 de febrero de 2011

Llego tarde, llego tarde

Como el conejo de Alicia en el país de las maravillas, llego tarde a San Valentín. Lo de San Valentín está cogido por los pelos aquí, pero bueno, para que no se diga que no me subo al carro del consumismo movido por el amor (que siempre es mejor que el consumismo movido por la envidia o por la avaricia).

Tengo una pequeñita colección de grabados basados en el motivo de la rosa (uy, ahora caigo que este post también me sirve para San Jorge). Unos días atrás, planeando mi colección de participaciones de boda (pista ;-) estuve revisando estos grabados. Apareció el grabadito del corazón —con rosa incluida— e imprimí unas pequeñas tarjetas que luego he usado para un encargo de San Valentín.


Además del corazón, aproveché para imprimir otros grabados y así poder tenerlos presente para futuros diseños. ¡Vamos, que me puse a jugar a los cromos!


Esta colección de grabados de la que hablo es toda una familia de estilo modernista. Pero no sé ni de qué año son ni de qué fundición. Supongo que serán de la fundición de Richard Gans, que vivió su periodo de esplendor en Madrid durante el primer tercio del siglo XX.
¿Y por qué creo yo que serán de Richard Gans? Pues porque de la misma procedencia que estos grabados hay en mis cajas otros que sí están marcados como de esta fundición.
¿Marcados?

Sí, aquí muestro el lateral del grabadito del lazo y las hojas que veis más arriba. Además, y de la misma procedencia, tengo unas cuantas cajas con tipografía Greco, un diseño de Carl Winkow durante su etapa en Gans.
Yo no soy ninguna experta en esta lides, pero Dimas García de Unos tipos duros sí lo es. En el año 2008 publicó un librito en Campgràfic titulado Carl Winkow tipógrafo 1882-1952, donde explica la trayectoria del señor Winkow; y donde además de las tipografías que diseñó Winkow, nos muestra fotos muy interesantes de las fundiciones en las que trabajó. Entre ellas, en la de Gans. A ver si puedo sacar unas fotos decentes del librito y os las muestro otro día.


Actualización: Mucho mejor que cualquier foto que yo pudiera sacar; en Issuu podéis encontrar lo que parece una primera versión del libro de Dimas García. Gracias señor García. Aquí está el enlace.

domingo, 13 de febrero de 2011

Vueltas y más vueltas



He estado ocupada. Mi cabeza no ha parado de dar vueltas y más vueltas a varias ideas (soy una mujer muy indecisa). Mis manos no han parado de imprimir, con lo cual el volante de la Barcino también daba vueltas y más vueltas.
El taller estaba hecho un desastre. El despacho, también. Ahora ya parezco estar más centrada; con tanta vuelta estaba un poco mareada.
En cuanto se vayan materializando las ideas os las cuento.

domingo, 6 de febrero de 2011

Hoy va de trapitos



Una de las cosas más sucias de este oficio es el momento de limpiar la máquina. Según lo que hayas estado imprimiendo habrá más o menos tinta en los rodillos, pero casi siempre te parece que hay demasiada.
En fin, una vez has acabado de imprimir lo primero es asegurarte de que el trabajo está almacenado bien lejos de la máquina, no sea cosa que con la limpieza de una se ensucie el otro.
Y ¡ala! ponte guantes (cuando me acuerdo) echa el derivado del petróleo pertinente y pon en marcha la máquina. Un chorrito de limpiador (aplicado cual reducción de Pedro Ximénez en un plato de frufrufrú) y la tinta se desprende de los rodillos y hay que aprovechar para impregnarla en papel de periódico, que es muy absorbente y no deja pelusilla.

Cuando, después de tres o cuatro hojas de periódico, has logrado deshacerte de casi toda la tinta, es el turno de los trapos. Para esto hay que apagar la máquina y mover los rodillos manualmente, que si se te engancha el trapo entre los rodillos ¡adiós mano!
Como para casi todo, los mejores trapos para limpiar las máquinas son los de algodón. Así que ahí ando yo destrozando camiseta viejas en pequeños trocitos y mimando mis rodillos.
Escribiendo esta entrada he pensado en que sería mucho mejor si pudiera filmar un pequeño vídeo con el proceso. Hasta que discurra cómo hacer vídeos decentes, este proceso se queda sin imágenes.


Y para que el post no se quede sin imágenes, os hablo a continuación de los otros trapitos. Cuando os enseñé las herramientas del oficio y hablé de los trapos que hacían falta para limpiar la máquina Merche me ¿retó? a mostrar qué ropa uso cuando voy a estar en el taller.
La respuesta no es muy interesante. Uso cualquier cosa. De momento no he tenido ningún accidente mientras trabajaba; así que yo me pongo mi ropa habitual, y por encima, un delantal de lona de algodón bastante gordita, y unos manguitos, para no ensuciarme las mangas. Lo de los manguitos ha resultado ser un equipamiento esencial. Yo creo que es una prenda muy práctica para casi cualquier actividad (yo también los uso cuando estoy en la cocina).
Estos que muestro aquí están hechos con unos calcetines viejos. Sí, éste era el tutorial, del que hablaba. Sólo hay que recortar los calcetines a la altura del tobillo, justo antes de llegar al talón. Y ¡ya está! Te los pones de tal forma que la goma de los calcetines te quede en la muñeca y la abertura recortada por debajo del codo.
¡En fin! Una chorradita que me evita muchas manchas.