viernes, 29 de octubre de 2010

Esto es el principio

Empecé el año 2005 con el mejor regalo de Navidad que podía haber imaginado.

Por aquel entonces (como sigo haciendo ahora) trabajaba en el sector editorial como freelance, revisando el contenido de los libros. Pero mi amor por los libros se repartía un 60% en la forma y un 40% en el contenido, lo reconozco. Así que anduve arriba y abajo, en la web, buscando una imprenta que todavía utilizara tipos de plomo para imprimir. Un lugar donde imprimir todavía fuese un oficio y se hiciera manualmente.
Cuál fue mi sorpresa al descubrir que en el pueblo de al lado, a un kilómetro escaso de mi casa, había un impresor en cuyo taller todavía había más máquinas de tipografía que de offset.
Ni corta ni perezosa, debía de ser finales de noviembre o principios de diciembre de 2004, me presenté en esta imprenta y, después de dar un pequeño rodeo en la conversación, le pregunté al impresor si podría enseñarme el oficio. Bueno, en realidad tenía que enseñarme dos oficios: cajista-tipógrafo (la persona que compone los textos) y maquinista (la persona que maneja la máquina e imprime).
Y a Alfredo, que así se llama mi maestro, le pareció bien la idea. Empezaríamos cuando pasara el día de Reyes.

(Continuará)